jueves, 11 de septiembre de 2008

Quintana y Matti Pellonpaa

Quintana y Matti Pellonpaa son de latitudes distintas. El primero de Santiago de Chile, el segundo de Helsinki, Finlandia. Quintana es protagonista de cinco películas del cineasta chileno Cristián Sánchez. Matti actúa en diez cintas del director finlandés Aki Kaurismaki (entre muchas otras).

Los dos fueron taxistas alguna vez. El primero en "El zapato chino" (Sánchez, 1979), el segundo en "Una noche en la tierra" (Jarmusch, 1991). En ambos casos, hubo relaciones tensas con los pasajeros. Pero Tanto Quintana como Matti, tenían un buen manejo de situaciones complicadas y lograban salir airosos. Bueno, tampoco es tan así, pero evitaban llegar a las manos.

Uno es actor profesional y el otro no, pero los dos tienen en común algo más que el bigote. El de Finlandia mantiene un semblante triste y frío, aún cuando sufra los acontecimientos más desgarradores. El de Chile tiene un caracter díficil de descifrar. Es un tanto ambiguo. Más bien, no es ni chicha ni limoná.

Matti Pellonpaa y Quintana son tipos serios, muy serios. Mantienen un sentido de la provocación con el espectador a pesar de su seriedad. Los dos construyen un modelo muy interesante de intriga y de insinuación de (in)expresiones. Ambos casos pueden articular ese aforismo planteado por Robert Bressón: "lo importante no es lo que me muestran sino lo que me esconden, y sobre todo aquello que no sospechan que está en ellos"[1]. Acá el caso de Quintana resulta más intrigante, tomando en cuenta su condición de no actor. Con su aparición en el cine, estamos en presencia de una salida de esquemas que construye una conducta indeterminada y dispersa.

Matti Pellonpaa se contiene y se distancia de las situaciones que vive a través del silencio. A diferencia de Quintana, quien se sacude y amplifica una conducta (chilena) a través de momentos tormentosos que atropellan su habla y sus movimientos corporales. Al borde de la desesperación se controla, se calma y nuevamente empieza a constituirse el camino al colapso.

De acuerdo al dominio del oficio de la actuación, podría concluirse que Matti Pellonpaa esconde algo que conoce perfectamente. El manejo en la disimulación de ese elemento es su fortaleza. La justificación de un rol bien cumplido, de una buena actuación en el contexto propuesto por Kaurismaki, en cada película en la que Matti es protagonista. Quintana no sabe lo que esconde. Los indicios de esas características ocultas no son estrategias. Son intermitencias inesperadas, claves en los mundos propuestos en el cine de Sánchez, más allá de la catalogación de una buena o mala actuación.

[1] BRESSON, Robert. "Notas sobre el cinematógrafo". Gallimard, Francia, 1975. 11 p.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Apuntes del nacimiento de un blog precario

Todos los días pensaba en hacer un blog paralelo a la realización de este proyecto. Hoy vi en la TV una publicidad de una compañía de celulares en donde el personaje se llamaba Quintana. Pensé de inmediato en que no me gustaba la publicidad y que afectaría la integridad de nuestro trabajo. Pero luego pensé que la memoria es fragil, sobre todo la chilena, así que en un par de meses nadie se acordará del aviso.
Este será un blog precario, no tengo mucha pericia en diseños de páginas webs. Me complica en demasía todo eso de los códigos html y cosas por el estilo. Pero la idea es que este espacio sea la comparsa del proceso de realización de nuestro documental, que se centra en el señor de la foto, don Andrés Quintana, quien sin ser actor, fue parte del elenco de cinco películas chilenas: "Vías Paralelas" (1975), "El zapato chino" (1976-1979), "Los deseos concebidos" (1982), "El otro round" (1983) y "El cumplimiento del deseo" (1985), todas dirigidas por Cristián Sánchez.
Fue protagonista en algunas y en otras secundario. Su presencia en cada uno de estos films es encantadora. Suena raro, pero cada vez que estuve presente con alguien que lo veía en acción, entendí que Quintana (como le llamaremos de ahora en adelante) es un tipo que no pasa desapercibido. Las causas de este fenómeno las iremos descubriendo y construyendo durante todo el proceso de este documental. Aunque lo que se me viene a la cabeza de inmediato, es el tema de "lo chileno". Escuchar y oir lo chileno en pantalla podría ser parte de ese encanto. O pensar en esa condición de no actor profesional y entender que Quintana es Quintana porque no representa a nadie, sino que simplemente es y se mueve como Quintana por estas cinco películas, y va construyendo una continuidad. Un camino de comodín de mil caras. Eso de acordarse de cosas que uno escucha siempre, pero no sabe dónde. Como por ejemplo eso del jugador que tira el corner y también lo cabecea o lo del barman que sirve el trago y también se lo toma (y al seco, por supuesto).
Alguna vez me tocó estar con extranjeros que veían a Quintana en la pantalla y se reían. Hacían un gesto con la cabeza como que entendieran tal cual todo lo que él decía. Siendo que no dominaban el castellano. Y aún más, cada vez que yo lo mencionaba se reían, me miraban con picardía. Había una coquetería instantánea al proponer el tema. Pronto entendí que no era una casualidad. Quintana lograba una adherencia inusitada. El problema es que como las películas de Cristián Sánchez no eran masivas, Quintana tampoco podía serlo. Con ese antecedente como punto de partida, nace la idea de este documental. Entre muchos argumentos, creer que Quintana tiene que ser presentado al país que representa tan fidedignamente.
La producción del proyecto Quintana comenzó hace tres meses. Este espacio se inicia tardío.
Por ahora, hago las presentaciones. Él es Quintana: