Quintana y Matti Pellonpaa son de latitudes distintas. El primero de Santiago de Chile, el segundo de Helsinki, Finlandia. Quintana es protagonista de cinco películas del cineasta chileno Cristián Sánchez. Matti actúa en diez cintas del director finlandés Aki Kaurismaki (entre muchas otras).
Los dos fueron taxistas alguna vez. El primero en "El zapato chino" (Sánchez, 1979), el segundo en "Una noche en la tierra" (Jarmusch, 1991). En ambos casos, hubo relaciones tensas con los pasajeros. Pero Tanto Quintana como Matti, tenían un buen manejo de situaciones complicadas y lograban salir airosos. Bueno, tampoco es tan así, pero evitaban llegar a las manos.
Uno es actor profesional y el otro no, pero los dos tienen en común algo más que el bigote. El de Finlandia mantiene un semblante triste y frío, aún cuando sufra los acontecimientos más desgarradores. El de Chile tiene un caracter díficil de descifrar. Es un tanto ambiguo. Más bien, no es ni chicha ni limoná.
Matti Pellonpaa y Quintana son tipos serios, muy serios. Mantienen un sentido de la provocación con el espectador a pesar de su seriedad. Los dos construyen un modelo muy interesante de intriga y de insinuación de (in)expresiones. Ambos casos pueden articular ese aforismo planteado por Robert Bressón: "lo importante no es lo que me muestran sino lo que me esconden, y sobre todo aquello que no sospechan que está en ellos"[1]. Acá el caso de Quintana resulta más intrigante, tomando en cuenta su condición de no actor. Con su aparición en el cine, estamos en presencia de una salida de esquemas que construye una conducta indeterminada y dispersa.
Matti Pellonpaa se contiene y se distancia de las situaciones que vive a través del silencio. A diferencia de Quintana, quien se sacude y amplifica una conducta (chilena) a través de momentos tormentosos que atropellan su habla y sus movimientos corporales. Al borde de la desesperación se controla, se calma y nuevamente empieza a constituirse el camino al colapso.
De acuerdo al dominio del oficio de la actuación, podría concluirse que Matti Pellonpaa esconde algo que conoce perfectamente. El manejo en la disimulación de ese elemento es su fortaleza. La justificación de un rol bien cumplido, de una buena actuación en el contexto propuesto por Kaurismaki, en cada película en la que Matti es protagonista. Quintana no sabe lo que esconde. Los indicios de esas características ocultas no son estrategias. Son intermitencias inesperadas, claves en los mundos propuestos en el cine de Sánchez, más allá de la catalogación de una buena o mala actuación.
[1] BRESSON, Robert. "Notas sobre el cinematógrafo". Gallimard, Francia, 1975. 11 p.
1 comentario:
Como si el tal Quintana pudiese no existir en absoluto: suerte de rayón de la cinta, o emulsión deficiente que hace que aparezca siempre en esos filmes. Me agradan esas historias, de idos o de nunca aparecidos, de gentes como fantasmas, y parece que este caso es sublime.
Suerte
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